Sin permiso. Canciones para el silencio es un espectáculo íntimo de una delicadeza extraordinaria. También frágil, como todo lo delicado, de modo que requiere una actitud activa, una apertura por parte del espectador: el deseo de mirar sin prisas y acompañar lo que sucede en el escenario. También es el resultado de dos procesos. Por un lado el de maduración de Ana Morales, una bailaora extraordinaria a la que en los últimos años hemos visto crecer a pasos agigantados. DIARIO DE SEVILLA. Rosalía Gómez 29 Septiembre, 2018.